Paralizado. Estático. Como un acorde que se repite sin parar. Sin resolver.
Estatismo de una cabeza saturada de pensamientos, de palabras... tan saturada que estas palabras se mezclan entre sí, creando un mar de letras del que no se puede sacar nada en claro. ajkfnlksassejañsoczañéisfmñladfnvrbgvañeifhnasñeofjiansdñfnaskñhfnhasñguahñfadjn es mi rezo, todas las noches antes de irme a dormir ajñfijasñfojiaslhvjnaxcñjafkñajiasñfjiasñfjsdñlafnñsfjiñasfjñsofjiañsfjisñajñfisñof Como una presa rebosante de agua... de la que nunca sabes cuando explotarán las compuertas; para inundarlo todo. Y convertir todo en mar... y tranquilidad.
O llenarlo todo de barro.
Puta tonalidad. La vida no es una cadencia perfecta. Miedo y asco. Y esto no es Las Vegas. Es difícil ser planta cuando hay un incendio. Cuando no eres un personaje de una película de David Lynch.
¡Y cuando, tú, mi música, la música ejecutas, en la feliz madera que al movimiento suena, mientras gentil, controlas, bajo tus dulces dedos, el acorde de cuerdas que encantan a mi oído,
envidio aquella teclas, que tan ligeras saltan, a besar de tu mano la suave y dulce palma, mientras mis pobres labios, dueños de esa cosecha, ante la osada tecla, junto a ti se sonrojan!
Cambiarían su ser por ser así besados, por vivir en aquellas danzarinas astillas, por donde van tus dedos, gentilmente marchando. ¡Feliz muerta madera, más que mis labios vivos!
Si estas audaces teclas son así de felices, que ellas besen tus dedos y yo bese tus labios.