jueves, 24 de octubre de 2013

Eternos debates

En los círculos estéticos musicales, quien se acerque con afán documental cual Félix Rodriguez, podrá discernir varias especies tipo. Algunos ejemplares aún andan estancados en un círculo vicioso en los años 70 y otros por el contrario bajan todos los domingos a rezar a Noël Carroll y su Mass Art para sentir cómo por fin han vislumbrado su salvación. Cuán estúpido le parecerá a este visitante novel leer en periódicos actuales debates polvorientos que no dejan descansar por fin en paz a Stravinsky, Adorno, y la madre de Schoenberg.

Mi pequeña aportación a este debate pescadilla, es la del justo medio aristotélico de toda la vida, cual madre ama de casa. El creador artístico es un solucionador de problemas, y pocos problemas se solucionan en la zonas de confort. Tanto las zonas de los que les basta su autocomplacencia como las de esos malvados capitalistas que fuman puros y solo les importa su dinero. Conjugar el ser fiel a uno mismo y poder reconocer que su obra tiene valor artístico, con el de qué manera más factible va a ser interesante para los demás, es el constante problema que el artista intenta solucionar en cada obra nueva que aborda. Algo se pierde cuando solo se piensa en cuánto se va a vender, o nada en qué recepción tendrá. A todos nos ha seducido alguna vez el "Who cares if you listen" de Babbitt, pero hay que reconocer que desde algunas décadas posteriores, hemos llegado al contrato social de que hasta las más altas investigaciones en física cuántica, solo completan su círculo cuando su aplicación es trasvasada a la sociedad que está pagando por ellas.

Francisco José Andreo Gázquez (1989) es compositor aprendiz de todo y maestro de nada, incluidos los debates estéticos.

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